Lectura de los cuentos "Los regresos" de Raúl Dorra y "El Señor Director" de Dante Cayetano Fiorentino.

Último programa de Esa tela debo 2019. Repasamos el año. Dejamos un top 12 para leer/releer en vacaciones. Hablamos de nosotros y de nuestros vínculos con la literatura. Conocemos la voz de Pablo Balestrini leyéndonos Drácula. Y anticipamos el 2020.

En estos días, dos nombres se nos han hecho conocidos a partir de sus muertes, o tal vez haya que decir mejor, a partir de sus asesinatos. El viernes 16 de agosto, Vicente Luis Ferrer de 68 años, fue perseguido, retenido, y según declaran testigos, golpeado por un custodio de seguridad y un empleado del supermercado Coto en San Telmo. Murió prácticamente en plena calle. El seguridad y el empleado de Coto, ahora acusados de homicidio, le hicieron pagar con su vida el importe de dos chocolates, un queso y un aceite de oliva. El martes 20 de agosto, Jorge Martín Gómez de 40 años murió como consecuencia de una patada brutal de un policía de la CABA, ahora también acusado de homicidio. Gómez había cometido el portentoso delito de interrumpir el tránsito. Supuestamente. ¿Qué aseguran las fuerzas de seguridad que cobran a valor vida su muy privado concepto de orden? ¿Qué aseguran las obras sociales cuando un médico cobra plus -plus dolarizado en algunos casos- a sus afiliados enfermos? ¿Qué aseguran los presidentes que contemplan indiferentes la destrucción de uno de los pulmones del planeta como es la Amazonia? Si la triunfante perspectiva neoliberal ha reducido el concepto de seguridad a la mera vigilancia y resguardo de los bienes materiales, aunque ello implique la pérdida de vidas, nosotros queremos esta mañana releer el artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que dice: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Y para abundar en claridad el artículo 22 que reza: “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Hoy un recorrido por autores que escriben sobre la fragilidad humana Francisco Zamora, Camilo Blajaquis, Jaime Sabines, Walter Lezcano, Ernesto Sábato y Eduardo Galeano.

Hoy hablamos sobre la publicación del 2do concurso de ensayos que organiza la fundación cultural cuya temática fue “Creadores y protagonistas del folklore de Santiago del Estero”
Por otro lado, hablamos de Mariana Gómez quien fue condenada a un año de prisión en suspenso en la causa en la que se la acusaba por “resistencia a la autoridad” cuando fue detenida por besar a su esposa. A partir de esto mencionamos algunas obras que nos ayudan a pensar la visibilidad lésbica en la literatura.

Relecturas y reescrituras en la literatura argentina. Hoy El guacho Martín Iron Funes.

Hoy sonamos en Caballero de Día, por la AM 990 con Roberto Caballero, donde anunciaron nuestro show "Sobreviviendo una vez más" esta noche en el Teatro Morón y el viernes próximo (10/9) en Hasta Trilce (CA

Destinos por cumplir y finales por descubrir y contar. Rogelio Ramos Signes - La sobrina de Úrsula - y Mario Flores -Hikaru - registran en sus novelas la antigua búsqueda humana de la felicidad.

En la columna de literatura Periferias, Ramón Chaparro nos habla de la novela "Hikaru" del autor salteño Mario Flores publicada en el año 2018 por editorial Nudista.

Usualmente cuando nos referimos a los lectores especializados en relación con una determinada profesión no suele considerarse un costado alienante de su tarea: quienes se dedican al periodismo cultural, a la crítica literaria, o a la docencia en el ámbito de la literatura como es nuestro caso o en otros campos tienen que, como parte de sus tareas diarias, leer. Es decir, se enfrentan con un corpus de textos, que más de una vez no son producto de su selección, de su elección libre, que deben leer para realizar el trabajo cotidiano. La lectura es en sí misma un trabajo, supone un hacer específico y condiciones para cumplirlo: concentración, a veces un momento y un lugar particulares, tiempo. Estos profesionales realizan además una lectura que se escribe. Es decir, leen para producir un determinado producto textual: una reseña, un artículo crítico, un programa, una clase. El punto es que como consecuencia de las lecturas que impone el campo laboral, a veces, muchas veces, las lecturas, que estos lectores quieren hacer, terminan por integrarse, como un ítem más, al listado de cosas por hacer que por lo general solemos hacer cuando nos aproximamos a un receso o a una vacación. Y en estos períodos cuando, los lectores profesionales leen finalmente guiados por su solo entero deseo. Hacen eso que llamamos leer por leer. Este programa de Esa tela debo está dedicada a esas lecturas escapadas de la obligación, nuestras confesiones de invierno.

La semana pasada a propósito de la presentación de Sinceramente de CFK en la FIL discurríamos alrededor de los conceptos de literatura de fronteras y de literatura fronteriza. Hacíamos pie en un artículo de Andrea Bocco, Reescribir las fronteras para inscribir los conflictos socioculturales de la contemporaneidad. Bocco proponía un texto de partida que era Un viaje al país de los araucanos (1881) de Estanislao Zeballos, al que ella definía como el polígrafo oficial del roquismo, pues su pluma fijaba la historia oficial y con ella una serie de imágenes que sirvieron para legitimar la llamada conquista del desierto, uno de cuyos artífices fue Julio Argentino Roca: de partida no se invadía un territorio desierto sino habitado, y por otra parte la invasión se presentaba como acción civilizadora frente a la barbarie a la que Zeballos denomina apelando a la mitología judeo cristiana “el país del diablo”. Esa denominación sirvió, ya en el siglo XXI, para dar título a un documental de Andrés Di Tella (2008) y a una novela de Perla Suez (2015). El arte en general y la literatura en particular, decía Bocco, han sido capaces de alejarse del centro, del espacio cosmizado, de lo establecido y reescribir creativamente el texto de Zeballos, para desmontar los prejuicios y las imágenes cristalizadas dando voz a la voz acallada del otro, del invadido. ¿De qué otros múltiples modos la literatura es capaz de abandonar el espacio sagrado, lo canónico, para acercarse a las fronteras y cruzarlas, transgredirlas, convertirlas en fin en una oportunidad para la creación?

Mañana de cirujas y princesas, de pollitos y gatos monteses, antes de la Navidad y de la más grande batalla entre los ejércitos peronistas y antiperonistas.

Un recorrido por antologías del siglo XXI, latinoamericanas y argentinas. Literatura, género, política.

Veinticuatro relatos-descripciones en los que se recorre una ciudad y se propone la duda como camino, como alternativa al conocimiento de lugar común, como actitud de vida para acercarse al otro en el plan de comprenderlo, sin juicios de valor ni polarizaciones.
Orquídeas hace de la duda un tema, y también un estilo literario que parcializa el saber y afirma la no disyunción como posibilidad de entender el mundo y la humanidad.

Visitamos dos autores de la literatura argentina -Tomás Eloy Martínez y Claudia Solans- cuyas novelas vuelven sobre episodios terribles de la historia argentina y mundial para poner en discusión los modos de reconstrucción de ese pasado.

Visitamos la narrativa de Jorge Paolantonio quien, en su novela Algo en el aire, se interna en ese conjunto de convenciones sociales no escritas, tan arbitrarias como intangibles, pero con las cuales todos, como con el aire, se ponen en contacto y son atravesados desde que nacen hasta que mueren. Reglas sociales que en pueblos pequeños y de mentalidad conservadora, como el que sirve de espacio a su novela, son celosamente exigidas por el ojo vigilante de todos, y en su nombre ferozmente castigado quien ose transgredir lo establecido, sobre todo si se trata de prohibiciones sexuales. Alrededor de esos mandatos apuntados en el aire, sin un registro fijo pero que todos conocen, unos pocos construyen y ejercen poder, y otros se asfixian hasta la muerte como expresión última de la condena social por enfrentarse a las hipocresías colectivas de los apellidos pretendidamente ilustres, pretendidamente dueños de los infiernos grandes que son los pueblos chicos.