Olmedo tenía 54 años y un éxito fenomenal. Detrás de su muerte quedó un puesto que muchos intentaron copar: el del humorista que enganchaba sonrisas con la ayuda de cuerpos de mujeres. Un rol que hoy, 30 años después, pocos se atreven a ocupar.
Chiara Páez vivía en Rufino (Santa Fe) hasta que Manuel Mansilla, su novio en ese momento, decidió que la única forma de que Chiara no tuviera el bebé de ambos era que ella no viviera más.