August 31, 2015 23:18
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Un día, en un restaurante, fuera del espacio y del tiempo, me sirvieron el amor como callos fríos. Dije delicadamente al jefe de la cocina que los prefería calientes, que los callos (y eran a la portuguesa) nunca se comen fríos. Se impacientaron conmigo. Nunca se puede tener razón, ni en el restaurante. No corrí, no pedí otra cosa, pagué la cuenta y me fui a pasear por la calle. ¿Quién sabe lo que esto quiere decir? Yo no lo sé y a mí me pasó… (Sé muy bien que en la infancia toda la gente tuvo un jardín, particular o público o del vecino. Sé muy bien que jugar era nuestro único mandamiento y que la tristeza es de hoy.) Esto lo sé de sobra, pero, si pedí amor, ¿por qué me trajeron, a la portuguesa, callos fríos? No es un plato que se pueda comer frío y me lo trajeron frío. No me quejé, pero estaba frío, no se puede comer frío pero llegó frío. Trad. Octavio Paz Leer más
Un día, en un restaurante, fuera del espacio y del tiempo, me sirvieron el amor como callos fríos. Dije delicadamente al jefe de la cocina que los prefería calientes, que los callos (y eran a la portuguesa) nunca se comen fríos. Se impacientaron conmigo. Nunca se puede tener razón, ni en el restaurante. No corrí, no pedí otra cosa, pagué la cuenta y me fui a pasear por la calle. ¿Quién sabe lo que esto quiere decir? Yo no lo sé y a mí me pasó… (Sé muy bien que en la infancia toda la gente tuvo un jardín, particular o público o del vecino. Sé muy bien que jugar era nuestro único mandamiento y que la tristeza es de hoy.) Esto lo sé de sobra, pero, si pedí amor, ¿por qué me trajeron, a la portuguesa, callos fríos? No es un plato que se pueda comer frío y me lo trajeron frío. No me quejé, pero estaba frío, no se puede comer frío pero llegó frío. Trad. Octavio Paz
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