Martin Ayerbe AM740 Hamartia. Hombre Nuevo III "Es amor, es argentino, es el escenario"

La Argentinidad es algo que se tiene sí o sí… y no hay garantías de que sea algo bueno. Premio o castigo, es una cruz que el argentino lleva hasta el último de sus días. Porque aún en el mejor de los casos, le basta recordar que Buenos Aires es la ciudad mayor de la República Argentina… al tiempo que la capital mundial del cornudo, como lo demuestra el tango, entre muchas otras verdades. Nadie muere mocho en esta vida, menos en Argentina. En consecuencia, la sobreactuación argento-porteña de un personaje ganador, tal vez sea una hipertrofia del ego que compensa la infidelidad que lo lastima, que el tango tanto y tan bien lamenta. De última, es amor. Los venezolanos ofenden a los cubanos con el insulto: “…sabes lo que tú eres, tu eres un argentino del Caribe…” Bueno… es un reconocimiento internacional ¿no? Un poquito negativo… pero… ¡los demás ni existen, che! Y bué, si hay miseria que no se note. Es el argento internacional. Pum para arriba, siempre ganador, sobre todo cuando va perdiendo. Si no le da para ser magnánimo en la victoria, le sobra paño para ser altivo en la derrota. Es argentino, che. Esta negación nacional del fracaso es indispensable para seguir adelante a pesar de todo. Y abriga cierta esperanza de que el hombre nuevo, que el mundo necesita, nazca o empiece acá. ¿Y si no es acá… dónde pibe? La densidad filosófica del arte argentino (Manzi, Tejada Gómez, Hamlet, Discépolo, Yupanqui, Hernández) es un antecedente necesario, pero no suficiente para la tarea. La filosofía esta refugiada en el arte. No ejerce, contrabandea… En ciencias exactas tenemos tres premios nobel y parva de invenciones made in Argentina. Lo más débil es la poca incidencia de los filósofos, pero eso tiene que ver más con la negación actual de JP Feinmann al látigo, y a la pretérita de Borges al abandonar el ensayo universal, por el cuento de ganapán para Victoria Ocampo y su amigo ABC. Del necesario espacio 3D para crear el Hombre Nuevo tenemos dos dimensiones, científica y artística con un esforzado y razonable desarrollo previo, y una tercera atrofiada, que hay que desentumecer y rehabilitar para la tarea. ¿Habrá que poner un látigo al alcance de los esclavos? Es el escenario. Es amor, es argentino, es el escenario. El Hombre Nuevo es autodidacta. Se permite aprender y enseña a pensar. El capitalismo tratará de matarlo apenas nazca. Tratará de disociar el interés del Pueblo Argentino con su país, dividir la unidad de Pueblo y Estado. Nos venderá el mito de la colonia próspera liberal-trosko-keynesiana. Quiere destruir el sujeto colectivo, la identidad y la totalidad nacional. Intentará dividirla en millones de partes, todas individuales y solas frente al peligro. Será posmoderno, jamás totalizador. ¿Nadie tiene nada para decir? ¿Las cosas están bien cómo están? ¿Qué sentido tiene esta vida? ¿Cuál debería tener? Ahora la idea, el debate, la dialéctica. El futuro ya llegó y se llama Hombre Nuevo. A trabajar. Read more

La Argentinidad es algo que se tiene sí o sí… y no hay garantías de que sea algo bueno. Premio o castigo, es una cruz que el argentino lleva hasta el último de sus días. Porque aún en el mejor de los casos, le basta recordar que Buenos Aires es la ciudad mayor de la República Argentina… al tiempo que la capital mundial del cornudo, como lo demuestra el tango, entre muchas otras verdades. Nadie muere mocho en esta vida, menos en Argentina. En consecuencia, la sobreactuación argento-porteña de un personaje ganador, tal vez sea una hipertrofia del ego que compensa la infidelidad que lo lastima, que el tango tanto y tan bien lamenta. De última, es amor. Los venezolanos ofenden a los cubanos con el insulto: “…sabes lo que tú eres, tu eres un argentino del Caribe…” Bueno… es un reconocimiento internacional ¿no? Un poquito negativo… pero… ¡los demás ni existen, che! Y bué, si hay miseria que no se note. Es el argento internacional. Pum para arriba, siempre ganador, sobre todo cuando va perdiendo. Si no le da para ser magnánimo en la victoria, le sobra paño para ser altivo en la derrota. Es argentino, che. Esta negación nacional del fracaso es indispensable para seguir adelante a pesar de todo. Y abriga cierta esperanza de que el hombre nuevo, que el mundo necesita, nazca o empiece acá. ¿Y si no es acá… dónde pibe? La densidad filosófica del arte argentino (Manzi, Tejada Gómez, Hamlet, Discépolo, Yupanqui, Hernández) es un antecedente necesario, pero no suficiente para la tarea. La filosofía esta refugiada en el arte. No ejerce, contrabandea… En ciencias exactas tenemos tres premios nobel y parva de invenciones made in Argentina. Lo más débil es la poca incidencia de los filósofos, pero eso tiene que ver más con la negación actual de JP Feinmann al látigo, y a la pretérita de Borges al abandonar el ensayo universal, por el cuento de ganapán para Victoria Ocampo y su amigo ABC. Del necesario espacio 3D para crear el Hombre Nuevo tenemos dos dimensiones, científica y artística con un esforzado y razonable desarrollo previo, y una tercera atrofiada, que hay que desentumecer y rehabilitar para la tarea. ¿Habrá que poner un látigo al alcance de los esclavos? Es el escenario. Es amor, es argentino, es el escenario. El Hombre Nuevo es autodidacta. Se permite aprender y enseña a pensar. El capitalismo tratará de matarlo apenas nazca. Tratará de disociar el interés del Pueblo Argentino con su país, dividir la unidad de Pueblo y Estado. Nos venderá el mito de la colonia próspera liberal-trosko-keynesiana. Quiere destruir el sujeto colectivo, la identidad y la totalidad nacional. Intentará dividirla en millones de partes, todas individuales y solas frente al peligro. Será posmoderno, jamás totalizador. ¿Nadie tiene nada para decir? ¿Las cosas están bien cómo están? ¿Qué sentido tiene esta vida? ¿Cuál debería tener? Ahora la idea, el debate, la dialéctica. El futuro ya llegó y se llama Hombre Nuevo. A trabajar. Read less