Martin Ayerbe AM740 Hamartia. PyME: Tecnología Conveniente, Pachamama y Pachakuti.

Artículos del hogar, automóviles, teléfonos, computadoras, tienen una obsolesencia programada útil a la plusvalía capitalista. Habrá un algoritmo que favorezca a la Pachamama y el Pachakuti, así como hoy se favorece la renta capitalista. Todavía no la conocemos, pero hay una ecuación para poner en orden la modernidad y la naturaleza. Un nuevo paradigma industrial alejado de la concentración capitalista que incorpora al medio ambiente como sistema de referencia, en el cual la tecnología incide y debe ser compatible. Soja transgénica, glifosato, urea, siembra directa, mercado internacional, son medios de dominación técnica comercial y financiera que usan a la Patria como vientre cautivo donde el extranjero viene a reproducirse. El socialismo bucólico, agropecuario y minifundista, tampoco tiene razón de ser en la Argentina. La soberanía alimentaria es al país de los alimentos lo que un corralón de arena al desierto, una reivindicación importada de latitudes que tienen ese problema a otras que no. En los ’70s solo el 5% de los automóviles era importado, el 95% era nacional. Y no dalo mismo producir acero que caramelos. Este es un pensamiento procesoide que, para implantarse, secuestró, torturó y asesinó a 30.000 argentinos que lo habría resistido, con argumentos políticos y en la calle también. En 1977 Rodolfo Walsh denunciaba la injusticia de 500.000 desocupados en una Patria de 25.000.000. Pero en la de hoy, liberal-keynesiana, la Patria se multiplicó por 2 ¡pero los desocupados lo hicieron por 6! El imperio siempre permitió los casos testigos, la investigación básica y la vanguardia tecnológica. Lo que no acepta es la producción masiva, que es la liberación económica. Helicópteros de Cicaré no le importan y hasta los alienta, porque llegado el caso los compra, como ya lo hizo. Pero al Rastrojero lo destruyó, porque en su momento competía contra la F-100 de Ford y era preferido por los argentinos. La PyME argentina ha cometido la mar de equivocaciones, pero ha sido la principal perjudicada de sus errores. Cuando adhirió al capitalismo, lo hizo soñando con el progreso de los países centrales, no con la miseria de las colonias. Cuando comulgó con los golpes de estado, lo hizo en busca del orden, no de la crueldad. Como el carrero de la parábola, la PyME maldijo, blasfemó y renegó de su propia estupidez, de su analfabetismo político… pero jamás dejó de empujar su carro. Apretándose el cinturón, negreando a su personal, evadiendo impuestos, robando la luz, facturando en negro, como mierda pudiera, la PyME argenta siguió produciendo. Por eso, por su real vocación industrial y comercial, puede ser una aliada eficaz del Socialismo del Siglo XXI, como lo fue del Socialismo Nacional del Siglo XX. Con las correcciones del caso, arrepentida de sus errores y descartada su reiteración, en blanco, legal, con un mercado interno cautivo, los límites establecidos pueden ser alcanzados explosivamente. Dos años. La PyME no precisa más.