#Editorial 13/05/2019 Pablo Ramos

Nada nuevo bajo el sol mediterráneo el cordobesismo es duro y reaccionario el sueño de la isla autóctona la persistente rivalidad con el puerto las ínfulas sobrecargadas de la identidad cordobesa pesan fuerte en el imaginario local los viejos modelos de la política se repiten ningún fenómeno original ninguna alternativa viable al anclaje del bipartidismo arcaico solo la alternancia entre apellidos solo la dinámica de las alianzas bajo el paraguas de la tradición anquilosada podremos extirpar lecturas con proyecciones nacionales podremos saludar la caída del bastión mestrista podremos augurar la deblace de cambiemos para acá cerca la institución que gobierna mantiene su hegemonía liberal nada cambiará demasiado en la trama cordobesista al menos para los que pretendan algo que no sea mas de lo mismo o imaginan ¿que las topadoras de los agronegocios pararan de avanzar sobre el bosque nativo? ¿que la represión institucionalizada detendrá su corrupta aversión sobre las clases marginadas? ¿que la pobreza estructurada de millones de hogares desaparecerá súbitamente? ¿que la monumental deuda enterrada en los cimientos de la obra pública la pagará Magoya? ¿que el poder territorial de la iglesia católica liberará de sus rosarios a los cuerpos gestantes a las disidencias sexuales? Cada vez más me convenzo de que no hay dos Córdobas sino una la relatada por las usinas mediáticas la que prioriza los negocios de una clase la de la justicia sorda la clerical la adoctrinada la conservadora la excluyente los que no estamos con esa postal provinciana simplemente vamos contra Córdoba