Editorial 23.5.18 (Subversión de Humberto Costantini) En realidad sólo quería decir eso. En realidad, la vida es, pongamos por ejemplo, una manzana. Entonces, uno la mira, la toca, le hace fiestas, la besa, le habla, tal vez, hasta dibuja manzanitas imitándola. La quiere así, manzana, rica, pulposa, viva, indescifrable, sabia. Si la quieren romper, si viene un bicho a matarla, ya no se puede hablar así nomás de la manzana. Hay que matar al bicho, es necesario odiarlo, destruirlo. Es casi obligatorio todos los días, religiosamente, encontrar la manera de acabarlo. Por amor a la vida, simplemente. En realidad tal vez no me he explicado bien. Si uno tiene, pongamos por ejemplo, un amor, una cosa que le anda por la piel por todas partes. Digamos Córdoba, digamos, un mayo, un poema, una muchacha. O digamos la esquina de Cañada y Deán Funes los domingos, a las seis de la tarde. ......Si uno tiene un amor entonces, eso que le camina por la piel, decíamos, y pasa algo, ocurre, que viene el mal, la peste, una desgracia, o para no ir más lejos vienen los marines idiotas, los cretinos mascadores de chicle, odiadores de todo lo que crece y desembarcan. Entonces ya no se puede hablar así nomás, hay que matar la muerte de algún modo, hay que pelear con rabia, destruirlos, salirles al encuentro como sea y además decir, decir hijos de puta, decirlo y masticarlo y enseñarlo a los chicos como un rezo. Por amor a la vida, simplemente, me parece... Read more
Editorial 23.5.18 (Subversión de Humberto Costantini) En realidad sólo quería decir eso. En realidad, la vida es, pongamos por ejemplo, una manzana. Entonces, uno la mira, la toca, le hace fiestas, la besa, le habla, tal vez, hasta dibuja manzanitas imitándola. La quiere así, manzana, rica, pulposa, viva, indescifrable, sabia. Si la quieren romper, si viene un bicho a matarla, ya no se puede hablar así nomás de la manzana. Hay que matar al bicho, es necesario odiarlo, destruirlo. Es casi obligatorio todos los días, religiosamente, encontrar la manera de acabarlo. Por amor a la vida, simplemente. En realidad tal vez no me he explicado bien. Si uno tiene, pongamos por ejemplo, un amor, una cosa que le anda por la piel por todas partes. Digamos Córdoba, digamos, un mayo, un poema, una muchacha. O digamos la esquina de Cañada y Deán Funes los domingos, a las seis de la tarde. ......Si uno tiene un amor entonces, eso que le camina por la piel, decíamos, y pasa algo, ocurre, que viene el mal, la peste, una desgracia, o para no ir más lejos vienen los marines idiotas, los cretinos mascadores de chicle, odiadores de todo lo que crece y desembarcan. Entonces ya no se puede hablar así nomás, hay que matar la muerte de algún modo, hay que pelear con rabia, destruirlos, salirles al encuentro como sea y además decir, decir hijos de puta, decirlo y masticarlo y enseñarlo a los chicos como un rezo. Por amor a la vida, simplemente, me parece...