November 13, 2019 22:03
00:00 / 14:43
21 plays
Esta noche abre el programa Eduardo A partir de su último libro “Capitalismo: crimen perfecto o emancipación” y en función del recrudecimiento de los resortes más retrógrados del sistema depredador imperante, Jorge Alemán suele decir que, en estos tiempos del capitalismo global, financiarizado, desterritorializado, “la subsistencia de lo humano está en juego”. Cruda, profunda e incisiva expresión para definir la urgencia del momento. Pocas veces estuvo tan claro, Dolina dixit, la contraposición de modelos a escala global. En este rincón el modelo capitalista imperante, neoliberal, sustentado en los privilegios del poder concentrado, que atrapa las subjetividades desde la xenofobia, la discriminación, el racismo, el odio serial, con un carácter expulsivo. Un neoliberalismo asfixiante para millones de millones que deviene irremediablemente en un neofascismo bruto y berreta. En el otro rincón, el modelo que hace eje en el ser humano, que lo reconoce como tal. Que considera que el capital tiene que estar al servicio de la especie y que no debe ser un instrumento para someterla. Se trata de un modelo variopinto, multicolor, solidario, que amplia derechos, que abriga, que reconoce identidades y se nutre de ellas, que fomenta la igualdad, que incluye, que se propende a asegurar condiciones dignas de subsistencia. Un modelo que, en su esencia, pone en cuestión los privilegios de las capas cada vez más concentradas del poder económico. Read more
Esta noche abre el programa Eduardo A partir de su último libro “Capitalismo: crimen perfecto o emancipación” y en función del recrudecimiento de los resortes más retrógrados del sistema depredador imperante, Jorge Alemán suele decir que, en estos tiempos del capitalismo global, financiarizado, desterritorializado, “la subsistencia de lo humano está en juego”. Cruda, profunda e incisiva expresión para definir la urgencia del momento. Pocas veces estuvo tan claro, Dolina dixit, la contraposición de modelos a escala global. En este rincón el modelo capitalista imperante, neoliberal, sustentado en los privilegios del poder concentrado, que atrapa las subjetividades desde la xenofobia, la discriminación, el racismo, el odio serial, con un carácter expulsivo. Un neoliberalismo asfixiante para millones de millones que deviene irremediablemente en un neofascismo bruto y berreta. En el otro rincón, el modelo que hace eje en el ser humano, que lo reconoce como tal. Que considera que el capital tiene que estar al servicio de la especie y que no debe ser un instrumento para someterla. Se trata de un modelo variopinto, multicolor, solidario, que amplia derechos, que abriga, que reconoce identidades y se nutre de ellas, que fomenta la igualdad, que incluye, que se propende a asegurar condiciones dignas de subsistencia. Un modelo que, en su esencia, pone en cuestión los privilegios de las capas cada vez más concentradas del poder económico.